Por LUIS VINKER
“Melancólico, serio, arrogante, silencioso, impenetrable, despectivo con sus rivales, aparentemente insensible a la alegría, plenamente cerebral. Por sus pómulos salientes y sus ojos mongoles hubiera podido decirse que Paavo Nurmi era esquimal si su cabello rubio no delatase la ascendencia germánica del más grande fondista de todos los tiempos”. Así lo definió Angel Cruz en Atletismo Español.
Norman Harris y Ron Clarke lo describieron en The Lonely Breed- como «como una esfinge, apartada, severa y silenciosa, con una autodisciplina intransigente, con una ambición candente, teniendo el parecido más cercano posible, en atletismo, a Napoleón Bonaparte». En la semblanza de Alden Whitman (The New York Times) se expresaba: “Alto, delgado, de cabello oscuro y sin sonreir, Nurmi corría con grandes y largas zancadas de puntillas, con las manos ligeramente apretadas contra el pecho. Su ritmo nunca pareció variar; nunca pareció preocuparse; pasó a los corredores menos resistentes con una facilidad mágica, y cuando rompió la cinta parecía casi flemático en la victoria”.
Desde 1921 a 1931 Paavo Nurmi batió 30 récords mundiales en distancias comprendidas entre el mediofondo (1.500 metros y la milla) y los 20 kilómetros. Es el único atleta que ostentó al mismo tiempo las plusmarcas mundiales de los 1.500, la milla, los 1.500 y los 10.000 metros, y el que más medallas conquistó en la historia del olimpismo: consiguió a lo largo de tres Juegos Olímpicos nueve de oro y tres de plata.
Nurmi tenía 15 años cuando el gran Kolehmainen ganó los 5.000 y 10.000 en Estocolmo. Se iniciaba la Era de los Finlandeses Voladores, el dominio de los fondistas de la Bella Suomi, de los infatigables hombres del país de los mil lagos. El doblete de Kolehmainen tuvo un gran impacto en el pequeño Nurmi y en ese verano de 1912 decidió que quería ser “aún más grande que el más grande de los fondistas”.
Paavo Johannes Nurmi nació el 13 de junio de 1897 en Limaa, un pequeño pueblo vecino a Turku, apenas una aldea de pescadores en el suroeste del país. Su casa natal está en la calle Jarrumiehenkatu 4. Paavo fue el segundo de los cinco hijos del matrimonio entre Johan Frederik Nurmi -pequeño agricultor y luego, carpintero en los ferrocarriles- y Matilda Vilhelmina. Pero dos de esos hijos murieron antes de cumplir tres años.
Desde chico, Paavo mostró inclinación por las carreras y a sus diez años, después de su primera competición, su padre le regaló un reloj. Casi siempre corrió con un crono en la mano, controlando ritmos y tiempos de paso, reloj que tiraba cuando llegaba la última vuelta y había que disputar la victoria al remate. “El cronómetro me ayuda a llevar bien el ritmo y a desmoralizar a mis rivales” declaró alguna vez. “Correr es pura matemática”, sentenció.
Cuando tenía 15 años murió su padre y sobre la familia acechaba la pobreza. Su madre se empleó en tareas domésticas. Paavo Nurmi dejó la escuela y comenzó a trabajar, pero sin abandonar los entrenamientos. Y hasta lo hacía corriendo tras los tranvías. A los 17 años se incorporó el Turku Sports Club (Turun Urheiluliito), al que perteneció toda su vida y del cual mantuvo con orgullo su carnet de socio número 596. Pronto se destacó entre los jóvenes fondistas finlandeses y fue convocado para los Juegos Olímpicos de 1920 en Amberes.
“La pobreza de su infancia tuvo un impacto duradero en Paavo. La pasión por correr se explica por el objetivo ardiente de demostrar el dominio de uno al mundo. Incluso él podía permitirse las pequeñas inversiones, a saber, pantalones, una camisa y más tarde, calzado deportivo. La pobreza no fue un obstáculo sino una motivación para ese chico. ¿Qué niño de clase trabajadora podría apuntar a sueños dorados como él?” escribió Robert Hartmann en Runner’s World.
Durante su servicio en el Ejército, en el verano de 1919, causó asombro cuando, cargando con el rifle, las cartucheras con la munición completa y un saco de arena de cinco kilos, terminó tan rápidamente una marcha de 20 kilómetros en la que estaba prohibido correr, que los oficiales creyeron que había tomado un atajo.
Amberes 1920
Los duelos más importante de los Juegos Olímpicos de 1920 se Vieron en las pruebas de fondo entre Nurmi y el francés Joseph Guillemot.
Se lo promocionó como la revancha del duelo franco-finés de ocho años antes en Estocolmo, cuando Kolehmainen derrotó a Jean Bouin, luego muerto en la guerra. Ahora Nurmi, en su aparición olímpica, consiguió ganar el cross country individual y por equipos y los 10 mil metros, en tanto Guillemot fue el vencedor en los 5.000.
Guillemot tenía 20 años, era extrovertido y bromista y había sido afectado en los pulmones por los ataques químicos de la guerra. La personalidad de Nurmi –enigmático, serio, introvertido- era la contracara.
Los 5.000 metros se disputaron en Amberes el 17 de agosto y se largaron con retraso, ya que aguardaban al rey Alberto. Guillemot se puso nervioso y su entrenador le acercó un vaso de agua: “Te calmará los nervios y te dará fuerza”, le dijo. Cuando llega el rey, le envía un mensaje para decirle que desea “fervientemente” su victoria.
Guillemot y Nurmi desembocan juntos en la recta final, pero es el francés el que ataca con más decisión y gana en 14:55.6, en tanto el finlandés termina en 15 m. exactos. “Bouin ha sido vengado”, exclama el francés al cruzar la meta y sus compatriotas, en la tribuna, cantan la Marsellesa.
Tres días más tarde se enfrentan en los 10 mil metros y es el turno de la revancha para Nurmi. Se cuenta que Guillemot tuvo mala suerte ya que la carrera se adelantó cuatro horas respecto a la programación: Nurmi se enteró pero el francés no, estaba almorzando cuando tuvo que salir a la pista. Inclusive se olvidó sus zapatillas con clavos y corrió con otras, prestadas. Esta vez Nurmi –a diferencia de los 5.000 metros- se cuidó de los continuos cambios de ritmo. Faltando 250 metros, Guillemot decide atacar, pero Nurmi se pega a su espalda y lo sobrepasa con cierta facilidad en la recta final, devolviéndole “la gentileza” de los 5.000: 31:45.8 para el finés, 31:47.2 para Guillemot.
Y el 23 de agosto se disputó el cross country, con clasificación individual y por equipos. Aunque se anunció una distancia de 10 km, en realidad fue de 8. Guillemot lideraba a la altura de la mitad del recorrido, pero tropezó y tuvo que abandonar. De allí en más fue el sueco Eric Backman el que apremió a Nurmi quien logró ganar con un gran esfuerzo en 27:15.
Llegan los récords
El 22 de junio de 1921 Nurmi comienza a cosechar los récords mundiales. Ese día mejoró la marca de los 10 mil metros con 30:40.2, rebajando los 30:58.8 que el francés Jean Bouin había logrado una década antes. Lo consiguió en Estocolmo, en una prueba donde su escolta fue Backman (31:02.1) y donde, contrariamente a su estilo, Nurmi hizo un primer kilómetro muy rápido (2:51.5) para estabilizarse después en parciales sobre los 3 minutos. Fue el inicio de una larga lista de maximarcas.
Durante la temporada de 1923, Nurmi se establece como el “soberano de la milla” al lograr el récord mundial de 4:10.4 en Estocolmo (23 de agosto), en una carrera en la que llega segundo uno de sus rivales de los Juegos de Amberes, Edvin Wide, oriundo también de Finlandia pero ahora representante de Suecia. Ese mismo año, además, Nurmi incursiona sobre los 800 metros y gana el campeonato de su país con 1:56.3, una marca que le ubicaba entre los veinte primeros del mundo.
En el marco de su preparación hacia los Juegos de París, realizó un ensayo general en Helsinki. Fue el 19 de junio de 1924, cuando batió el récord de los 1.500 metros con 3:52.6 y una hora después pulverizó su marca de los 5.000 con 14:28.2. Sabía que iba a enfrenar el mismo desafío (los 5.000, poco después de los 1.500) en los Juegos. “El doblete 1500-5000 en el mismo día que Nurmi hizo con sus récords en Helsinki y luego, con sus victorias olímpicas en París lo promovieron al status de leyenda”, definió Mel Watman. “Nurmi concretó muchas hazañas en su vida, es el atleta con mayor número de medallas olímpicas. Pero, definitivamente, su back-to-back de 1500 y 5000 resultó su gesta más notable”.
París 1924
En la Ciudad de la Luz, Nurmi brilló como ningún otro atleta lo había hecho anteriormente en los Juegos Olímpicos y como muy pocos pudieron emularlo: en apenas cinco días, bajo un calor extenuante, se llevó cinco medallas de oro.
Finlandia disfrutó primero con Ritola, quien venció en los 10 mil metros, donde los entrenadores finlandeses prefirieron que no participara Nurmi dado el agotador programa que le esperaba. Ritola bate el récord mundial con 30:23.2, mientras Nurmi en su fuero íntimo siente que le hubiera ganado.
Ritola ya había despojado a Nurmi de la marca mundial de los 10 mil con 30:35.4 (25 de mayo en Helsinki). Era el 14° entre los veinte hermanos de una familia muy humilde, pero se marchó de joven a Estados Unidos donde desarrolló casi toda su campaña atlética. Allí lo conocían como “Willie” Ritola, su sistema de entrenamiento era muy diferente al que llevaba Nurmi.
El 8 de julio Nurmi gana su serie de 5.000 metros con 15:28.6 y al día siguiente, su serie de 1.500 con 4:07.6.
El 10 de julio el estadio de Colombes, con su pista de ceniza y sus 500 metros de cuerda, es el escenario se una formidable hazaña de Nurmi. Primero se impone en los 1.500 llanos con 3:53.6, una distancia que solo había corrido dos veces antes durante esa temporada. Aventaja por dos segundos al alemán Willy Schärer.
Y 42 minutos más tarde participa en los 5.000 frente a Ritola, quien venía confiado –aunque tal vez ya fatigado- por sus triunfos en 10 mil y el steeple. Ritola era un año y medio mayor que Nurmi. El duelo entre Nurmi y Ritola es intenso, en especial cuando quedan solos desde el tercer kilómetro. “La lucha es feroz –escribió Angel Cruz– y la recta final, épica. Finalmente se impone Nurmi con dos metros escasos de ventaja batiendo el récord olímpico de su admirado Kolehmainen. Ritola, extenuado, intenta felicitar a su rival victorioso, pero Nurmi ya se dio vuelta y se dirige al vestuario, impasible e impenetrable como siempre, ignorando completamente al público que le aclama”. Había marcado 14:31.2, aventajando por dos décimas a Ritola.
Al día siguiente, ambos integran la formación de Finlandia (que completa Elias Katz) y clasifican para la final de los 3.000 metros por equipos.
Y el 12 de julio, la prueba de cross country se recuerda como “el infierno de Colombes”, donde sólo 38 de los 55 inscriptos se presentan a la salida, a las 14.30 de la tarde bajo un calor de 45°C, uno de los días más calurosos del siglo. Entre aquellos 38 atletas, apenas 15 pudieron completar el recorrido.
La crónica de Cruz indica: “El circuito se diseñó por terrenos inhóspitos y desagradables, incuso los corredores tienen que pasar por un vertedero de basuras que, con el calor, despide un olor nauseabundo (….) Al llegar a los 6 km Nurmi se ha desembarazado ya de Ritola y corre en solitario, sin reflejar en su cara hierática el calor que está destrozando a todos sus rivales. Se suceden los abandonos, los atletas caen desmayados por los caminos, incapaces de seguir corriendo bajo insolación y deshidratación. Nurmi se presenta en solitario en Colombes y el público le aclama de nuevo, a pesar de la indiferencia de que hace gala una vez más el supercampeón”.
Después de ese espectáculo dantesco, el cross country fue eliminado del programa olímpico, aunque World Athletics gestiona reponerlo.
Nurmi había logrado dos medallas con el cross (individual y por equipos). Y la quinta y última, también junto a Ritola, fue al día siguiente en los 3.000 metros por equipos. De este modo, Ritola se marchó de París con la impresionante cifra de cuatro doradas que no trascendió tanto ante las cinco de su compatriota Nurmi, con quien mantuvo una apasionante rivalidad a lo largo de toda su campaña.
La revista francesa Le Miroir des Sports sentenció: “Lo de Paavo Nurmi en estos Juegos de París va más allá de los límites de lo humano”.
Post París
El 31 de agosto de 1924 en Kuopio (Finlandai), Nurmi recuperó la marca mundial de los 10 mil metros con 30:06.1. Y de este modo, monopolizaba los topes de cuatro distancias clásicas en pista: 1.500 con 3:52.6, milla con 4:10.4, 5000 con 14:28.2 y 10.000. Algo irrepetible hasta nuestros días.
El tope de 1500 fue mejorado dos años más tarde en Berlin (11-9-26) por el alemán Otto Peltzer, al ganar con 3:51.0 una carrera en la que el sueco Wide llegó segundo con 3.51.8 y Nurmi, tercero con 3:52.8.
Escribió Cruz: “Paavo Nurmi fue un auténtico innovador, uno de los fondistas que más ha contribuido a definir el concepto moderno del atletismo y del entrenamiento. Decía: ‘Aconsejo entrenar la máximo y correr sobre prados de hierba y en los bosques, más que en las pistas. Pocos atletas conocen la técnica de los entrenamientos y el arte de administrar las energías’. Su preparación era muy dura y metódica, yi lo hacía durante una hora, dos veces al día, lo que en aquellos tiempos era prácticamente desconocido. Corría como un robot, con ritmo monocorde cuidadosamente planificado tras largos estudios matemáticos y estadísticos. El mismo reconocía que preparaba las pruebas una y otra vez, emborronando muchos papeles con tiempos de paso que él creía idóneos para conseguir una determinada marca o para vencer a un rival concreto”. Agregó: “Alrededor suyo se creó pronto un aura de misterio que contribuyó a fomentar por su carácter serio y distante, incluso desagradable. Se aseguró que sus éxitos se debían, además del entrenamiento durísimo, a un adieta espartana a base de pan negro y pescado, y a las saunas que toma, seguidas de revolcones por la nieve, completamente desnudo”.
Varias veces se mencionó que Nurmi estaba disgustado porque no le dejaron correr los 10 mil metros en París, pero no se escucharon citas directas del propio atleta y parece lógico que se le haya preservado, dado el clima y el desgaste que se venía. Lo cierto es que Nurmi estableció una superioridad sobre Ritola en aquel momento y, tras recuperar su récord de 10 mil, lo batió en dos encuentros posteriores: el 14 de septiembre en Turku sobre 5.000 metros (14:43.8 a 15:03.8) y al día siguiente en Tampere sobre 10.000 (30:20.9 para Nurmi, 30:44.5 para Ritola).
Desde diciembre de 1924 realizó una gira por EE.UU., donde permaneció hasta el verano de 1925 Es un ídolo en el mundo del atletismo y lo aprovecha. El que sufrió privaciones tras la muerte de su padre, no desprecia ahora el dinero que le ofrece en las pruebas de pista cubierta al otro lado del Atlántico. Corre intensamente hasta completar 55 pruebas (45 indoors, 10 al aire libre), de las cuales gana 53: abandona una y solo pierde una frente al estadounidense Alan Helffrich, recordman de la milla en sala. Nurmi cobra por correr, por dejarse fotografiar, entrevistar.
Helffrich le ganó en el Bronx Baseball Stadium sobre 880 yardas al marcar 1:56.8 aventajando por poco a Nurmi, quien cerraba su extenuante tour. En cuanto a su abandono se había producido –debido a una indigestión- en los 5.000 metros en el Madison Square Garden neoyorquino, el 17 de marzo, en una prueba que ganó Ritola con 14:33.6.
Los récords “indoor” recién comenzaron a homologarse por la IAAF en 1987, cuando se fijaron normas –medidas de pista, distancias clásicas- más convencionales. De todos modos, aquella famosa gira “indoor” de Nurmi, si bien incluyó numerosas exhibiciones o carreras en distancias poco habituales, y hasta dos pruebas en un mismo día, tuvo algunos puntos altos de calidad técnica, mejorando las marcas conocidas bajo techo. Arranca el 6 de enero en Nueva York con el récord de la milla en 4:13.6, que el estadounidense Joe Ray mejoró al mes siguiente, pero que Nurmi recuperó con 4:12.0 en Buffalo, el 7 de marzo. Sobre 2.000 metros, también fijó la mejor marca mundial con 5:22.4 en Buffalo el 12 de febrero, al igual que en 3.000 con 8:26.4 el 12 de marzo. El14 de febrero estableció el récord de las 2 millas con 9:08.8, que Ritola –también en plena gira indoor- bajó a 9:03.8. Pero semanas más tarde, en Nueva York, Nurmi fue el primero en correr por debajo de los 9 minutos con 8:58.2, con un paso (no confirmado) de 8:18.6 en los 3.000 metros. La gira de Ritola fue igualmente brillante, sobre todo por sus 14:23.2 en 5.000 metros, que eran inclusive mejores que el récord mundial outdoor de Nurmi.
“Especialmente en los meetings en el Madison, que tenía capacidad para 15 mil espectadores, la aparición de Nurmi coincidía con anuncios de ‘sold out’. Como recordó el historiador Wally Donovan, varias horas antes de su primer meeting en enero, los fans esperaron durante varias horas en las afueras del Madison para que abrieran las puertas. Y tuvieron que llamar a la policía para que cerraran cuando ya no había más lugar (…) En la última parte del tour, que lo llevó a California, Nurmi se convirtió en una atracción como una estrella de cine”, escribió Roberto Quercetani.
Nurmi vuelve a Europa rico, pero cansado y en 1925 no consigue ningún récord, además de sufrir varias derrotas. Pagó con su físico aquella gira, inclusive sufrió reumatismo y ya no iba a recuperar el aura de invencibilidad que lo acompañó hasta aquel momento.
Amsterdam 1928
En los Juegos Olímpicos disputados en tierra holandesa, Nurmi vuelve a ganar los 10 mil metros delante de Ritola (30:18.8 a 30:19.4) con bronce para Wide. Pero finalmente Ritola se toma su más esperado desquite y le gana los 5.000: 14:38.0 a 14:41.0, con otro bronce para Wide en 14:41.2.
Nurmi y Ritola también compiten en los 3000 metros con obstáculos: Ritola lesionado, abandona y Nurmi cede ante su compatriota Toivo Loukola, el verdadero especialista en la prueba. Las preliminares del “steeple” habían dejado “tocados” tanto a Ritola como a Nurmi, quienes no compitieron en la plenitud física en estas finales de 5.000 y obstáculos.
En el otoño de 1928 Nurmi declaró a un diario sueco: “Definitivamente esta será mi última temporada. Estoy envejeciendo. Llevo ya 15 años compitiendo y ya tengo suficiente.” Sin embargo continuó su campaña, pero ahora con más frecuencia fuera de su país. En 1929 volvió a los Estados Unidos.
Y en el verano de 1930 atacó las marcas de distancias poco usuales, logrando el de 6 millas con 29:36.4 el 9 de junio en Londres y el de 20 mil metros con 1:04:38.4 el 3 de septiembre en Estocolmo, un récord que iba a superar nada menos que Zabala.
El último de sus récords mundiales se concretó el 24 de julio de 1931 en Helsinki sobre 2 millas con 8:59.5 (tenía mejor marca indoor en la gira, como citamos). En esa carrera, Nurmi aventajó a tres fondistas que estaban llamados a marcar rumbos a lo largo de la década: Lauri Lehtinen (9:00.5), Lauri Virtanen (9:01.1) y Volmari Iso-Hollo (9:06.6), todos comenzando a reclamar su trono.
La descalificación
Comenzaba el declive de Paavo. Los récords se le resisten y aparecen valores jóvenes que amenazan su dominio. Sin embargo, abandona progresivamente las pruebas más cortas y se dedica distancias superiores. Su objetivo es correr el maratón en los Juegos de Los Angeles y para ello se prepara con la intensidad habitual. Meses antes, participa en una prueba sobre 40,2 km. en Viipuri donde marca 2:22.04 que prometía mucho para la distancia máxima.
No se desanima porque en el Comité Olímpico empieza a hablarse de profesionalismo y a recordarse su actuación en Estados Unidos y los dólares que cobró. Los rumores se convierten en acusaciones y éstas en amenazan. Se desempolvan sus actuaciones en EE.UU. y es atacado por los hombres que dirigen el deporte mundial. Al llegar a Los Angeles, es inmortalizado en una conocida foto con traje, un sombrero en una mano y un violín en la otra (es aficionado a la música clásica) y con la intención de ganar el maratón. No pudo hacerlo. Apenas dos días antes de los Juegos, el Consejo de la IAAF rechazó su inscripción, aunque la suspensión definitiva recién se estableció dos años más tarde.
Descalificado por profesional, se le impide competir, a pesar de la tenaz defensa de su Federación nacional, que nunca admitió la sanción a su mejor atleta y que le permitió seguir compitiendo en Finlandia, donde se proclamó campeón nacional de 1.500 en 1933, cuando ya contaba 36 años.
La última carrera de su vida fue el 16 de septiembre de 1934 en Viipuri, donde ganó los 10 mil metros con 31:39.2. Poco antes, había marcado 15:12.0 en su despedida de los 5.000.
Veinte años después de su descalificación por profesionalismo, Nurmi tuvo el honor de ingresar al estadio con la antorcha olímpica en la inauguración de los Juegos de Helsinki 1952. La sorpresa fue impresionante, porque los organizadores mantuvieron el misterio sobre la identidad del último portador del fuego sagrado. Cuando Nurmi entró en el Estadio Olímpico con su zancada de siempre, pese a sus 55 años de edad, miles de espectadores se estremecieron y enseguida dieron lugar a una de las más grandes ovaciones que se han escuchado en ese histórico estadio. Nurmi le entregó la antorcha a su ídolo Kohlemainen, quien encendió el pebetero.
Al terminar su carrera deportiva Nurmi se dedicó a los negocios y a la construcción. Su capital inicial lo consiguió con las inversiones en acciones que había hecho desde los años 20. El negocio más importante y rentable fue el inmobiliario. Construyó en Helsinki, en particular en las zonas de Lauttasaari, Munkkiniemi y Töölö y totalizaban unas 40. Al margen de los negocios, también se dedicó a entrenar corredores durante las décadas del 30 y 40.
Durante la Guerra de Invierno, Paavo Nurmi viajó en los comienzos de 1940 con Taisto Mäki a Estados Unidos para participar en la organización de ayuda benéfica para Finlandia. Allí Mäki participó en carreras de exhibición cuyos beneficios iban a la campaña de Ayuda a Finlandia.
Las principales características de la personalidad de Paavo Nurmi eran su inteligencia, introversión y su determinación para lograr las metas que se proponía. En sus momentos más melancólicos –en particular entrado en años– incluso se cuestionaba sus extraordinarios logros deportivos: “Sólo el trabajo real en las ciencias y en el arte tiene verdadera importancia.” Paavo Nurmi nunca llegó a jubilarse. De hecho, tras recuperarse de una trombosis coronaria a finales de los años 50, siguió trabajando duramente hasta el año 1967, cuando recayó en su dolencia cardiovascular. En 1968 creó una fundación para la investigación de las enfermedades coronarias y para la mejora de la salud pública. Además, donó a la fundación un edificio de dos plantas y una considerable suma de dinero.
“El finlandés silencioso” tituló alguna vez The New York Times. Era casi impenetrable, poco se conocía de su vida. Pero sí de algunos gestos, como la ayuda que le dio a su viejo rival Ritola para que volviera a su país y se estableciera en buenas condiciones.
En su autobiografía (“Testamento de un campeón olímpico”) Nurmi explicó que su estado físico fue consecuencia de su “duro trabajo de varios años en mi juventud”. Y explicó: “Mi entrenamiento fue quizás demasiado unilateral, en su mayoría a un ritmo lento, corriendo sobre largas distancias”. Pero en 1924 adoptó nuevos conceptos, que le dieron grandes resultados en los Juegos de París. Durante la mañana caminaba de 10 a 12 km, hacía algunos sprints, gimnasio y baños. Por la tarde, tenía una sesión de repeticiones, para terminar con 4 km a ritmo lento. Y completaba con una sesión nocturna de cross country, de 4 a 7 km, que incluía un fuerte sprint final.
Se casó en 1930, se divorció y su hijo Matti también llegó a competir en las pistas, en distancias de mediofondo, logrando 3:54.8 en los 1.500 metros el 11 de julio de 1957 en Turku, la ciudad de los Nurmi. Aunque sólo ocupó el noveno puesto allí, hay que resaltar que se trataba de una carrera histórica: los dos primeros, Olavi Salsola y Olavi Salonen, ambos con 3:40.2, batieron el récord mundial. Les duró apenas un día, ya que en la jornada siguiente, en Checoslovaquia, Stanislav Jungwirth se convirtió en el primer hombre con un sub 3:40 en esa clásica distancia (3:38.1).
Paavo Nurmi murió el 2 de octubre de 1973. La ministra de Educación Marjatta Väänänen dijo en su discurso: “Los récords serán batidos, las medallas de oro perderán su lustre y los que salen victoriosos encontrarán quien los derrote. Como un concepto histórico, Paavo Nurmi es imbatible.” Paavo Nurmi recibió honores de estado. La ceremonia, encabezada por el presidente Urho Kekonnen (también ex atleta y ex presidente de la Federación Atlética) se llevó a cabo en la Vieja Iglesia de Helsinki. De ahí el cortejo fúnebre hasta la ciudad de Turku, donde fue enterrado en la tumba familiar del Viejo Cementerio.
Paavo Nurmi recibió múltiples homenajes. Decenas de libros y miles de artículos se han publicado en muchos países. Tras los Juegos Olímpicos de París en 1924, el gobierno finlandés le encargó una estatua de Nurmi al escultor más renombrado del país, Wäinö Aaltonen. Se hicieron dos copias más del molde original la estatua “El Corredor”: una se colocó en el Estadio Olímpico de Helsinki y la otra en Turku, la ciudad natal del atleta. En 1983, la estatua original, que llevaba años en el Museo Nacional de Arte, fue reubicada enfrente de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Jyväskylä. Una copia más se hizo en el año 1994 y colocada en parque del Museo del Comité Olímpico Internacional en Lausana, Suiza.
En honor al gran héroe olímpico se han acuñado medallas, publicado sellos, ha dado nombre a calles y hasta un planeta lleva su nombre. Además, entre los años 1987 hasta 1993, el billete de 10 marcos finlandeses llevaba por un lado la imagen del Estadio Olímpico y por el otro la del extraordinario Paavo Nurmi.
Su campaña olímpica
Con un total de 12 medallas, es el atleta que más ha ganado en la historia de los Juegos Olímpicos (seguido por Ray Ewry y Carl Lewis con 8). Nurmi logró 9 de oro, al igual que Lewis y una menos que Ewry, y luego viene Usain Bolt con 8 doradas.
Amberes 1920
5.000 metros llanos 2 15:00.0
10.000 metros llanos 1 31:45.8
Cross country individual 1 27:15
Cross por equipos 1
París 1924
1.500 metros llanos 1 3:53.6
5.000 metros llanos 1 14:31.2
3.000 m. por equipos 1
Cross country individual 1 32:55
Cross por equipos 1
Amsterdam 1928
5.000 metros llanos 2 14:40.0
10.000 metros llanos 1 30:18.8
3.000 m. con obstáculos 2 9:31.2
Sus récords mundiales
1.500 metros llanos 3:52.6 Helsinki 19.06.1924
Una milla 4:10.4 Estocolmo 23.08.1923
2.000 metros llanos 5:26.4 Tampere 04.09.1922
5:24.6 Kuopio 18.06.1927
3.000 metros llanos 8:28.6 Turku 27.08.1922
8:27.8 nh Copenhague 17.09.1923
8:25.4 Berlin 24.05.1926
8:20.4 Estocolmo 13.07.1926
Dos millas (3.218,72m) 8:59.6 Helsinki 24.07.1931
Tres millas (4.828,04 m) 14:14.4 Kokkola 10.08.1922
14:08.4 nh Estocolmo 12.09.1922
14:11.2 Estocolmo 24.08.1923
14:02.0 nh Helsinki 19.06.1924
5.000 metros llanos 14:35.4 Estocolmo 12.09.1922
14:28.2 Helsinki 19.06.1924
Seis millas (9.656,07 m) 29:41.2 nh Estocolmo 22.06.1921
29:07.1 nh Kuopio 31.08.1924
29:36.4 Londres 09.06.1930
10.000 metros llanos 30:40.2 Estocolmo 22.06.1921
30:06.2 Kuopio 31.08.1924
15.000 metros llanos 46:49.5 nh Berlin 07.10.1928
Diez millas (16.093,60 m) 50:15.0 Berlin 07.10.1928
20.000 metros llanos 1:04:38.4 Estocolmo 03.09.1930
Una hora 19.210 m Berlin 07.10.1928
Posta 4×1.500 m con el Turun Urheiluliito Turku
16:26.2 Estocolmo 12.07.1926
16:11.4 Viipuri 17.07.1926
También se mencionaron récords en otras distancias poco habituales
4 millas 19:18.7 Kuopio 31.08.1924
19:15.6 Viipuri 01.10.1924
5 millas 24:13.1 Kuopio 31.08.1924
24:06.1 Viipuri 01.10.1924
(nh) marcas no homologadas