La medalla de bronce que obtuvo la colombiana Natalia Carolina Linares en salto en largo del Campeonato Mundial de Tokio, además de colocarla en la “galería” de los sucesos del atletismo colombiano en las últimas décadas, también la sube a la elite de su especialidad. Natalia quedó tercera con 6.92 metros, igualando su plusmarca sudamericana u23 –venía de lograrla durante el Panamericano de dicha categoría en Asunción, el mes pasado- y quedando apenas a 1 cm. del tope colombiano absoluto de la gran Caterine Ibargüen, la misma referente que durante la década pasada sumó cinco medallas (tres de ellas doradas) en el historial mundialista del salto triple. Pero Natalia, con sus 22 años –nació el 3 de enero de 2003- emerge como la joven referente de una prueba de largo en la que adelante sólo tuvo a dos consagradas: la campeona olímpica Tara Davis (Estados Unidos), la única que aquí se vio por arriba de los 7 metros, y la ex bicampeona mundial Malaika Mihambo, de Alemania.
La actuación en Tokio corona una gran temporada para Linares, que había arrancado con el título sudamericano bajo techo en Cochabamba (6.64) y dos meses después, con el Sudamericano absoluto en Mar del Plata (6.81w). A esto se unió su título nacional en armenia (6.66), la medalla de bronce en la Universiada de Bochum (6.67) el 22 de julio y los citados 6.92 de Asunción, registro que en el historial sudamericano sólo son superados por la recordwoman brasileña Maurren Higa Maggi –además campeona olímpica 2008- y por Ibargüen.
Desde que alcanzara un podio mundialista entre las atletas juniors –fue subcampeona en Cali 2022- Linares se erigió en gran esperanza del atletismo colombiano. Ese mismo año logró la medalla de oro de los Juegos Bolivarianos en Valledupar con 6.79w y posteriormente sumó los títulos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador 2023 (6.86) y los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, ese mismo año (6.66), además del Iberoamericano de Cuiabá 2024 (6.82), entre otros.
Un artículo de Andrés Beltrán (Comité Olímpico Colombiano) recuerda los comienzos atléticos de Natalia:
“Natalia no tenía idea de lo que era el atletismo. Natalia hubiese podido ser la mejor nadadora de Colombia, pero las dermatitis y las piscinas no son amigas. Fue hasta los 11 años que probó la pista para una Copa Freskaleche; su debut marcó lo grande que podía ser si sólo saltara un poquito más o si corriera un poquito más, pues ese día se ganó tres medallas de plata en el salto largo, los 80 metros y el relevo 5×80. Le encantó el deporte, porque entró ganando, entró con su mentalidad puesta en grandes objetivos, entró gracias a su profesor del Colegio Gimnasio del Norte de Valledupar, Fabián Martínez, quien rápidamente vio capacidades únicas en una joven atleta con sello vallenato inquebrantable y habilidades fuera de lo común. Con colchonetas improvisadas para simular un foso de atletismo, Fabián, veía como cada salto lo ejecutaba con mayor pericia. Poseía un talento innato. Superaba en longitud a sus compañeros en cada salto y ejecutaba gestos técnicos que ni siquiera ella misma sabía que poseía. El profe Fabián la llevó de inmediato a la Liga de Atletismo del César, ubicada en el actual Estadio Armando Maestre Pavajeau y que en su tiempo fue una pista polvorienta y despintada”.
Su madre Yanelis González fue su gran impulsora de siempre para la práctica deportiva, desde que destacara en los Juegos Intercolegiales o desde que lograra tres medallas de oro e su primera competición internacional, los Juegos Sudamericanos Escolares 2016 en Medellín (150 metros, salto en largo con 5.74 y relevo 5×80).
“Esos tres primeros oros fueron celebrados con el sentimiento de su tierra que siempre la ha caracterizado, una suerte y fortuna que el sombrero vueltiao sea parte de la indumentaria de la delegación colombiana en eventos del ciclo olímpico, fortuna que le ha permitido llevar su cultura vallenata, su sombrero y su esencia a muchas pistas alrededor del mundo. Gracias a esta tripleta dorada, Natalia, con 14 años, tuvo la fortuna de entrenar con la persona que la motivo a convertirse en atleta, su inspiración y motivación de estar en la elite de deporte. Se trataba de Caterine Ibargüen, la múltiple medallista olímpica del salto triple, y con la compañía de su entrenador Ubaldo Duany. Fueron varios días entrenando en San Juan de Puerto Rico, donde Natalia vivía un sueño y al mismo tiempo se alimentaba de esas ganas que tienen los campeones”, agrega Beltrán.
En algunos momentos durante la categoría juvenil su situación parecía estancada, hasta que el entrenador Martín Suárez asumió su conducción técnica. Durante el receso por el covid-19, el equipo se concentró en Santa Marta y allí fijaron desde entonces la base de entrenamientos. Entre los primeros éxitos se recuerda la edición inaugural del Panamericano u23 en Cali, donde Natalia fue oro con el relevo 4×100, plata con el salto en largo y bronce con los 100 metros llanos.
En 2022 se dio el gran gusto de ganar los Bolivarianos en su Valledupar natal. “Recuerdo que en la tribuna estaba toda mi familia, del más pequeño al más grande; todos gritaban «Natalia» y a mí me entró el sentimiento, ese sentimiento vallenato”, dijo. Ese día Ese mismo día, Natalia solo pidió un favor a la organización. Ella quería subir a la premiación con su sombrero vueltiao y así fue. Luego de hacer las respectivas solicitudes por dicho acontecimiento, Natalia se proclamó reina en su tierra, en la pista de atletismo La Gota Fría, con su sombrero que para esta ocasión y dado el lugar fue una corona. De ahí en adelante siempre lleva, hace parte de ella, de su esencia, así como el acordeón.
Desde entonces, vino la gran progresión. En vísperas de Tokio “mi entrenador me dijo: no hay que hacer nada diferente, hay que repetir lo que ya hemos hecho y aseguraremos el podio y así fue que hicimos la misma marca”.
Y ahora feliz con su medalla de bronce, concluye: “Esta medalla simboliza sacrificio, simboliza lágrimas, simboliza años de trabajo y luchas que hemos tenido los dos (con el entrenador) y realmente estoy agradecida con Dios porque él no las mostró y así nos cumplió”,