Fue uno de los mejores fondistas de Estados Unidos entre finales de los 50 y principios de los 60, alcanzando una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 sobre 5.000 metros, tras fallar en las dos ediciones anteriores. Y también fue uno de los más reconocidos entrenadores de su país –Steve Prefontaine entre sus discípulos- comandando por largo tiempo a uno de los más poderosos planteles universitarios, Oregon. Se trata de Bill Dellinger, una verdadera leyenda del atletismo, quien acaba de fallecer a sus 91 años.
Para el historial del atletismo argentino también hay un capítulo especial vinculado a Dellinger: fue el primero que pudo vencer a nuestro gran Osvaldo Suárez en los Juegos Panamericanos.
Un duelo que se dio en los 5.000 metros de los Juegos Panamericanos de Chicago, donde Dellinger definió la carrera prácticamente en la línea de sentencia: 14:28.4 a 14:28.6 En esa misma carrera, nuestro Domingo Amaison hacía su aparición en esas lides ocupando el 7° puesto, mientras que la medalla de bronce fue para otro de los habituales adversarios de Suárez, el canadiense Douglas Kyle. Todo esto sucedió el 30 de agosto de 1959 en la “Ciudad del Viento”. Apenas dos días antes, Suárez había retenido su cetro panamericano de los 10.000 metros, delante de Kyle. En México 55, cuando cumplía 21 años, Suárez había ganado ambas pruebas. Y volvería a cosechar medallas en Sao Paulo 1963 (campeón de 5.000, subcampeón de 5.000), totalizando seis, que lo convierten en el más exitoso atleta argentino en el historial de los Juegos.
William Cornelius (“Bill”) Dellinger nació el 23 de marzo de 1934 (apenas seis días después que Suárez) en Grants Pass, Oregon, y se crió en Springfield, en el mismo estado. Cuando cursaba el noveno grado en su colegio llamó la atención de un entrenador de deportes. Y también del luego novelista Ken Kesey, quien lo recordó “corriendo a la escuela, en lugar de ir en bicicleta, lloviera o hubiera sol”.
Comenzó a destacarse como atleta en la Universidad de Oregon, que aún no era la potencia que alcanzaría bajo la guía técnica del legendario Bill Bowerman o del propio Dellinger (primero su asistente, luego el head-coach).
En 1956, Dellinger se graduó en Educación, se casó con Marol y batió el récord nacional de los 5.000 metros con 14:16.2 Ganó los Trials, clasificando así a los Juegos Olímpicos de Melbourne. Pero el calor extremo de la ciudad australiana le jugó en contra: abandonó. Pese a ese fracaso, se determinó a sí mismo que volvería a ser olímpico.
Mientras cumplía el servicio militar en la Fuerza Aérea y estaba destinado al estado de Washington, se entrenó en solitario en una playa remota. Al volver a las competiciones se había convertido en un atleta de clase internacional con récord de Estados Unidos en 1.500 metros (3:41.5 en Budapest, 1958) y dos marcas mundiales en pista cubierta: 2 millas con 8:49.9 y 3 millas con 13:37.0.
Uno de sus momentos más recordados fue al competir en el match con la URSS en Moscú, donde recibió una ovación del público local. Esto sucedió en 1958, donde Dellinger y Max Truex enfrentaron a los soviéticos Parnakivi y Bolotnikov sobre 5.000 metros bajo una intensa lluvia. Los locales eran favoritos ya que venían de bajar los 13 minutos. Al entrar en la última vuelta, Dellinger lanzó su ataque, Parnakivi pudo seguirlo. Fue una lucha sin treguas hasta el último metro y el soviético consiguió la victoria en 14:28.4, el mismo registro de Dellinger. Truex quedó tercero con 14:32.0 y cerró Bolotnikov con 14:43.4. Tiempo después cambiaría esa suerte: Bolotnikov fue campeón olímpico de 10.000 en Roma…
Dellinger era entrenado por Bowerman y, mientras tanto, trabajaba como entrenador en el colegio secundario Thurston, en Springfield.
Los Juegos de Roma en 1960 le significaron otra decepción ya que terminó 4° en su serie de 5.000 y sólo clasificaban tres a la final.
Pero persistió y en Tokio 1964 alcanzó su mejor rendimiento.
Los Juegos Olímpicos en la capital japonesa marcaron el gran momento atlético de Dellinger con una sorprendente carrera de 5.000 metros ganada por el estadounidense Bob Schul (13:48.4), delante del alemán Harald Norpoth (13:49.6) y bronce para Dellinger con dos décimas más, su mejor registro. Detrás quedaron leyendas del atletismo de fondo como el australiano Ron Clarke, el keniata Kipchoge Keino y el francés Michael Jazy, todos recordistas mundiales de esa época. Se corrió en una tarde lluviosa y así Schul y Dellinger le dieron a EE.UU. su mejor momento en el historial de 5.000 metros (sólo otros tres atletas de la mayor potencia atlética han conseguido medallas olímpicas en esa prueba: Ralp Hill como subcampeón en 1932, Paulo Chelimo como subcampeón en 2016 y bronce en 2020 y el actual fenómeno Grant Fisher con el bronce del año pasado en París).
El cambio de ritmo de Dellinger cuando faltaban 600 metros fue lo que “encendió” esa carrera. Y aún tuvo fuerzas en los tramos finales para imponerse sobre Jazy y quedarse con la medalla.
Se retiró de las competencias en 1967 quedó contratado como asistente de Bowerman en la Oregon University. Poco después tenía, entre sus filas, a quien fue el gran fenómeno de las carreras de esa época, Steve Prefontaine, convertido en una leyenda de nuestro deporte. Según el atleta, periodista y escritor Ken Moore “era una relación casi de hermanos. Y cuando Pre murió en un accidente automovilístico en 1975, Dellinger quedó tan afectado que dudó que alguna vez pudiera volver a crecer personalmente cerca de un atleta”.
Dellinger y el gran Steve Prefontaine.
Dellinger asumió el puesto de entrenador principal en 1973, cuando se retiró Bowerman. La desavenencia entre ellos no surgió por cuestiones personales, ni técnicas, sino comerciales: Dellinger comenzó a trabajar para Adidas, diseñando sus zapatillas de carrera. Y Bowerman había sido clave en los orígenes de Nike.
Dellinger estuvo al frente de Oregon hasta 1988, siendo fundamental en la consolidación de atletas como Mary Decker-Slaney, Alberto Salazar, Matt Centrowitz o Rudy Chapa, entre otros. Oregon comenzó a acumular los títulos universitarios, incluyendo los Nacionales absolutos de 1984 y, cuatro veces, los Nacionales de cross country.
También fue el entrenador del equipo de fondo del olimpismo de EE.UU. en Los Angeles 1984. La Asociación de Atletismo de Estados Unidos le otorgó el premio al “Entrenador leyenda” y quedó incluido en su Hall de la Fama. Sufrió un ACV en el 2000, aunque se siguió desempeñando durante otra década como entrenador individual hasta que nuevos problemas físicos obligaron a su retiro definitivo.
Las películas alrededor de Prefontaine incluían al personaje de Dellinger, interpretado por Ed O’Neill (“Prefontaine”, 1997) y Dean Norris (en “Without Limits”, 1998).
«El entrenador Bill Dellinger fue uno de los mejores entrenadores de la historia», dijo Rudy Chapa, seis veces All-American en Oregón y miembro del equipo de campo a través de los Ducks, campeón nacional en 1977. «Sin embargo, para quienes tuvimos la suerte de ser entrenados por él, lo que más atesoramos fue la genuina amistad que nos brindó mucho después de que terminaran nuestros días como corredores. Nos dio mucho más que consejos en la pista; nos dio su corazón. Bill era muy querido y sus atletas, la comunidad de Eugene-Springfield y todo el mundo del atletismo lo extrañarán profundamente».