Por LUIS VINKER
La ciudad de México ya se había probado como un paraíso para los saltadores de triple –también velocistas, vallistas y saltadores de largo- durante los inolvidables Juegos Olímpicos de 1968. Allí, entre tantas proezas, se vio el más extraordinario concurso de salto triple de la historia, que protagonizaron el soviético Valery Saneiev, el brasileño Nelson Prudencio y el italiano Giuseppe Gentile, superándose salto a salto, y arrasando varias veces el récord del mundo que hasta entonces pertenecía al polaco Joszef Schmidt, el único que había superado los 17 metros (17.03 en 1960).
En la clasificación, Gentile fijó el récord con 17.10. Y al día siguiente, en la final, el italiano arrancó con un récord de 17.22. Saneiev lo elevó un centímetro en la cuarta ronda. Replicó Prudencio en la siguiente con 17.27 y en el sexto y definitivo salto, el soviético alcanzó los 17.39. Schmidt también participó en esa competencia, donde terminó 7° con 16.89.
Por eso, siete años más tarde, no sería tan extraño que el salto triple volviera a ser protagonista en oportunidad de los Juegos Deportivos Panamericanos, que México. Pero pocos imaginarían el nivel que alcanzó la prueba y aún más, de parte de quien recién asomaba en el firmamento internacional: el brasileño Joao Carlos de Oliveira.
Ya en los Juegos Panamericanos del 71, en Cali (en altitud, pero apenas sobre los 1.000 metros sobre el nivel del mar), por debajo de México DF, el cubano Pedro Pérez Dueñas también se había erigido en figura, batiendo el récord del mundo con 17.40. Una seguidilla de lesiones frustró posteriormente su campaña, en la que el mencionado Saneiev fue el hombre dominante con sus tres oros olímpicos consecutivos (México-Munich-Montreal), seguidos por su medalla de plata –controvertida- en Moscú 80, antes de su despedida.
Pero el 15 de octubre de 1975 iba a ser el “día de los días” para Joao Carlos, ya desde entonces apodado “Joao do Pulo”.
Su marca de 17.89 metros arrasó con el récord del mundo, que Saneiev había llevado a 17.44 justo tres años antes (17-10-72), en el estadio Dínamo de Sujumi, su ciudad natal en Georgia. En los Panamericanos, Joao comenzó con un nulo, pero consiguió los 17.89 en el segundo intento, sin viento. Rehusó el tercero, cometió otro nulo en el cuarto y directamente rehusó los dos últimos, con la victoria asegurada.
Fue tal el impacto que recién una década más tarde su récord pudo ser mejorado por el estadounidense Willie Banks con 17.97 m. en Indianápolis. A nivel sudamericano, el récord de Joao tuvo una vigencia de 32 temporadas, hasta que su compatriota (y subcampeón del mundo en Osaka) Jadel Gregorio consiguió 17.90 el 20 de mayo de 2007 durante el Grand Prix de Belém. Todavía hoy, cuando ha transcurrido medio siglo, Joao permanece como el 14° mejor del ranking mundial all-time del salto triple, especialidad donde el récord del mundo -18.29 m del británico Jonathan Edwards- también conserva una larga vigencia, acaba de cumplir tres décadas.
En aquel concurso de México 75, Joao fue acompañado en el podio por los estadounidenses Tommy Haynes (17.20) y Caleb Bahman (16.98), quedando cuarto otro de los históricos brasileños, Nelson Prudencio con 16.85. Medalla de plata olímpica en México 68 y bronce en Munich 72, el gran Nelson fue el compañero de giras y entrenamientos del gran Joao en el comienzo de su recorrido internacional.
El quinto lugar en aquella histórica competición de triple correspondió al cubano Gustavo Plá con 16.62. Un hombre que luego fue destacado entrenador y que, en su residencia en la Argentina, guió parte del ascenso del velocista Carlos Gats, entre otros. El también cubano Armando Herrera terminó sexto con 16.35 y luego quedó el argentino Emilio Angel Mazzeo con 15.85 metros: esa marca quebara un récord nacional vigente por ¡51 años!. El que había logrado Luis Brunetto (15.42) con el subcampeonato olímpico en París, en 1924. La nómina de finalistas, en el octavo puesto, se completó con el canadiense David Watt, quien marcó 15.52.
Pero Joao Carlos de Oliveira no se limitó a su hazaña del salto triple en aquellos Juegos. También se llevó la medalla de oro del salto en largo con 8.19 metros, dejando en el segundo puesto al estadounidense Arnie Robinson (7.94), quien venía precedido por su bronce olímpico en Munich y que sería subcampeón olímpico en lo sJuegos de Montreal 76.
En la posta 4×100 metros, Joao también hizo su aporte para el cuarto puesto de Brasil en 39.18, récord sudamericano…
Más de dos décadas antes, Adhemar Ferreira da Silva había colocado a Brasil en el primer plano mundial del salto triple, convirtiéndose también en uno de de los más grandes atletas sudamericanos de todos los tiempos. Los primeros tiempos de Adhemar coincidieron con otros dos notables triplistas, que también se ubicaron entre los mejores del mundo. Geraldo de Oliveira y Helio Coutinho da Silva.
Geraldo, bicampeón sudamericano (1945-47), estuvo en dos finales olímpicas, alcanzado el 5° puesto en los Juegos de Londres en 1948 y el 7° en Helsinki, cuando Adhemar capturaba su primera medalla de oro. Nacido el 30-10-19, Geraldo produjo su mejor registro personal de 15.41 m. el 19-6-48 en Sao Paulo, quedando segundo en la lista mundial de esa temporada que encabezó el japonés Keizo Hasegawa con 15.62.
Helio (2-12-23) se alzó con el título sudamericano de 1949 en Lima y consiguió su mejor registro personal de 15.99 m. el 18-11-51 en Rio de Janeiro. Ya había llegado a la final olímpica en Londres y fue subcampeón –detrás de Adhemar- en los primeros Juegos Panamericanos, en 1951 en Buenos Aires.
Los dos títulos olímpicos (Helsinki 1952, Montreal 1976) y su cosecha de siete récords mundiales –hasta sus 16.56 m. en los Panamericanos de México 55- convirtieron a Adhemar Ferreira da Silva en una notable figura. Y la dinastía se extendió con las nuevas medallas olímpicas que alcanzaron Prudencio y Joao de Oliveira, y más adelante con las actuaciones de Gregorio.
Joao Carlos de Oliveira, además de su récord mundial, estuvo en el podio olímpico en dos oportunidades consecutivas, ganó la Copa del Mundo –antecedente de los Mundiales- en tres turnos seguidos y su campaña atlética, su vida entera, se vio malograda por un terrible accidente en una ruta paulista. Dueño de condiciones físicas únicas, sobre todo su velocidad y su plasticidad, de una humildad y una simpatía insuperables fuera de las pistas, tendremos que quedarnos con este recuerdo, frente al dolor de lo que significó su partida.
Joao Carlos nació en Pindamonhagaba, pequeña localidad a 100 kilómetros de Sao Paulo, el 28 de mayo de 1954. Y fue allí donde comenzó a practicar atletismo a los 16 años, tras un paso inicial por el básquet. Bajo la conducción técnica de Pedro Henrique Camargo de Toledo y orientado enseguida al salto triple, tomó el relevo de Prudencio al ganar esta prueba en el Campeonato Sudamericano de 1974 en Santiago de Chile con 16,34 m., evento en el que también fue tercero en salto en largo con 7,17 m.
Un año después, en Rio de Janeiro, venció en ambas pruebas del Sudamericano con 7,66 y 16,48 m. y a los pocos días, durante la Copa Latina en el mismo escenario Celio de Barros llevó el récord sudamericano de salto en largo a 8,20 metros. Era la cuarta vez que conseguía ese récord, además de tener el mérito de ser el primer sudamericano en atravesar los 8 metros (8,13 el 24 de mayo de 1975 en Sao Paulo).
Aunque no se dedicó específicamente a salto en largo, hay que señalar que mejoró el tope sudamericano en seis oportunidades hasta dejarlo en 8,36 m., el 21 de julio de 1979 en el meeting de Rieti. En la misma prueba fue finalista olímpico en Montreal 1976, donde saltó 8 metros y terminó quinto, a sólo dos centímetros de la medalla. También fue finalista de largo en Moscú 1980, pero no participó.
El mayor impacto llegaría en los Panamericanos de México 75.
Ya en su condición de recordman mundial se convirtió en uno de los atletas más convocantes en los principales torneos. Tenía toda la presión en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 y allí, la medalla de bronce detrás del eterno Saneiev y del estadounidense Butts le supo a poco, prometiéndose revancha para Moscú 80.
Durante estos Juegos, Joao Carlos de Oliveira quedó a sólo dos centímetros de la medalla del salto en largo. Pero su ilusión estaba en el triple y allí se topó con los grandes rivales de la época. Saneiev fue el primero en desbordar los 17 metros con 17.06 en su tercer salto y le respondió el estadounidense James Butts con el mejor salto de su vida, 17.18 en la cuarta ronda. Saneiev, en otra demostración de su consistencia y temperamento para las grandes citas, llegó a los 17.29 en el quinto y así sumó su tercera medalla de oro consecutiva en los Juegos. Joao había arrancado con un nulo y siguió con 16.10, 16.85, 14.91 y 16.69. En el último intento logró los 16.90 para la medalla de bronce, delante del cubano Pérez Dueñas. “Yo no tenía mucha experiencia en aquel momento y sentí la presión, todas las expectativas que había en mi actuación”, comentó el atleta brasileño.
En 1977 comenzó a disputarse la Copa del Mundo (hoy Continental Cup) en el marco de las series de la IAAF. Oliveira logró el salto triple en esa edición inaugural en Düsseldorf con 16.68 y retuvo el título dos años más tarde en Montreal con 17.02, logrando un tercero en el Estadio Olímpico de Roma (1981) con 17.37, prueba en la que –entre sus vencidos, en el cuarto puesto- figuró el campeón olímpico de Moscú, Jack Uudmäe.
También en la temporada del 77 retuvo sin dificultades los títulos sudamericanos en Montevideo (7.95 en largo y 16.40 en triple). En sus entrenamientos y en sus aventuras atléticas, comenzaba a acompañarlo su hermano Francisco Carlos, quien llegaría a medallas de largo (bronce) y triple (plata) en el siguiente Sudamericano de Bucaramanga, con un mejor registro personal de 16.35 para el triple en 1981.
La temporada de 1978 alcanzó para Joao su punto culminante con el meeting PTS de Bratislava donde su marca de 17.44 metros en salto triple significó la mejor del mundo –hasta ese entonces- en sedes a nivel del mar.
Un año más tarde llegó a San Juan de Puerto Rico para retener sus coronas panamericanas. En largo lo hizo con 8,18 m, aventajando por tres centímetros al cubano David Giralt. El bronce, con 8.13 fue para un jovencito de 18 años llamado Carl Lewis, destinado a convertirse al poco tiempo en uno de los más grandes atletas de la historia. En triple, Oliveira concretó otra gran actuación, se llevó la medalla de oro con 17,27 m., relegando al segundo lugar al estadounidense Willie Banks (16.88), el mismo que después sería su heredero en el récord del mundo.
Joao Carlos de Oliveira tenía la cita olímpica de Moscú como obsesión, pero ya sabemos que sucedió allí, donde otra medalla de bronce –en una competición envuelta en la polémica hasta nuestros días- no podía conformarlo. Nunca se quejó, aceptó con resignación la sentencia (localista) de los jueces de la ex URSS.
Fue el concurso de salto triple más polémico de la historia, con interrogantes que permanecerán por siempre. Estos Juegos ya venían complicados por el boicot de Estados Unidos y la mayoría de países occidentales frente al régimen de entonces en la ex Unión Soviética y la invasión de Afganistán. Y en lo específicamente atlético, la prueba de triple tuvo muchos problemas. Hasta hoy, testigos (dirigentes, periodistas) siguen culpando al “localismo” de los árbitros soviéticos, en una prueba en la que la IAAF no tuvo su propio veedor, presuntamente por presiones de la organización. Dos décadas después, en vísperas de los Juegos de Sydney, el propio Saneiev admitió que “hubo cosas extrañas” aquel día. Oliveira, siempre un caballero en las pistas, lamentó todo, pero no presentó ningún reclamo. Se marchó resignado de Moscú y así fue hasta el fin de sus días. Otro de los favoritos, el australiano Ian Campbell, protestó airadamente a los jueces. Y con apoyo de distintas filmaciones, afirma que esa competencia fue “un fraude”.
En concreto: los jueces le dieron nulos a nueve de los doce saltos que realizaron el brasileño y el australiano, cifra insólita para dos de los triplistas top del mundo. En el caso de Oliveira, sólo validaron su primer intento (16.96) y el tercero (17.22), marcando presuntas faltas en los otros cuatro. Y los dos últimos, cuando se aproximaba a los 18 metros. Al australiano le marcaron “foul” en cinco de sus intentos y sólo le dieron como válido el segundo (16.72). El más cuestionado, y por el que Campbell discutió muy fuerte con los jueces, fue el tercero, en la frontera de los 17.50. En su libro “Más alto, más rico, más sucio”, el periodista australiano Roy Masters denunció que Campbelly Oliveira “fueron víctimas de una conspiración”. En ese marco tan raro, Uudmäe –oriundo de Estonia- concretó la mejor actuación de su vida con 17.35 metros en su tercer intento, suficientes ante la reacción del veterano Saneiev (venía con 17.04 en el tercero, llegó a 17.07 en el quinto y cerró con 17.24 para arrebatarle la medalla de plata al brasileño)
Un reportaje de Jeff Eisenberger (Yahoo Sports) cita a John Boas, el coach de Campbell: “Yo me fui furioso del estadio. Probablemente, era ingenuo, pero no podía creer lo que acababa de ver. Ian estaba completamente devastado”. El atleta australiano le dijo a Oliveira “tú debiste ganar, tus saltos fueron fantásticos”. Ya nada se podía hacer. Campbell retornó a sus estudios en la Washington State University, en EE.UU. y su carrera atlética se terminó por una severa lesión en la rodilla. Posteriormente trabajó para la empresa Nike, para la NBA y para la liga de fútbol australiano. Pasado tanto tiempo de aquel escándalo, intentó retomar la protesta. Un directivo le comentó, sonriendo: “Ian, tú eres más famoso por esta derrota… que si hubieras ganado”.
Carlos Arribas, periodista del diario español El País, reconstruyó aquella triste historia en un reportaje del 2020, tras reencontrase con varios de los protagonistas.
Y describió:
“Harry Seinberg, el entrenador de Uudmäe, solo tuvo ocasión de hablar con João do Pulo en 1992, cuando el mundo era otro, cuando el campeón brasileño se preparaba para participar en los Juegos Paralímpicos de Barcelona. “Todo fue un fraude, te robaron con falsos nulos”, se disculpó Seinberg ante Oliveira, y habló también con un periodista del Jornal do Brasil. “Solo con la caída del telón de acero podemos decir la verdad: João había llegado a los 18 metros. En su momento pensé en denunciarlo ante el COI, pero di marcha atrás. Ahora estoy aliviado, al menos puedo pedir disculpas en mi nombre, en el de Uudmäe y en el del pueblo de Estonia”. “Ya lo sabía”, respondió Oliveira. “Ya sabía que yo había vencido en la prueba y, probablemente, alcanzado un nuevo récord mundial. No creí que hubiera hecho nulo y por esa injusticia lloré por primera vez en la vida”.
En 1981 Joao mantuvo su dominio en la Copa del Mundo y volvió al Campeonato Sudamericano, ganando su cuarto título consecutivo del salto triple con 17,05 en La Paz (Bolivia), en la pista más alta del mundo.
Nadie podría imaginar allí que lo marcaba su destino. La tragedia, una pena que permanecerá por siempre. Poco antes de la Navidad, mientras manejaba su auto por la via Anhangueira, desde Campinas hacia Sao Paulo, fue atropellado por un conductor a contramano. Borracho. Los auxilios y la atención médica fueron desesperados, Joao sufrió varias operaciones. Hasta que finalmente tuvieron que amputarle la pierna derecha.
Telón para la campaña de un notable campeón, de una personalidad única, de alguien que –a partir de sus sobresalientes condiciones naturales y su calidad de campeón- aún tenía mucho para darle al atletismo. Sobrevinieron sus luchas y sus depresiones Llegó a ser diputado estadual en dos mandatos, entre 1986 y 1990. Pero luego su vida se fue apagando, no le quedaron fuerzas anímicas ni físicas para superar tanta calamidad. Internado durante un mes en el Hospital beneficencia Portuguesa en Sao Paulo con múltiples problemas –neumonía, hepatitis- murió el 29 de mayo de 1999, un día después de cumplir 45 años. Fue velado en la Asamblea Legislativa paulista y sepultado en su pueblo natal. Aquel que al igual que el atletismo sudamericano, lo tendrán como su héroe eterno.
JOAO CARLOS DE OLIVEIRA – ESTADISTICAS
Salto en largo – sus récords sudamericanos
Joao mejoró el récord que tenía Ary Façanha de Sá con 7.84 m desde el 14 de marzo de 1955 con 7.84. Y lo consiguió seis veces:
7.88 Santo André 23.11.1974
7.89 São Paulo 17.05.1975
8.13 São Paulo 24.05.1975
8.20 Rio de Janeiro 05.09.1975
8.23 1.8 Varsovia 19.06.1978
8.36 1.0 Rieti 21.07.1979
Este registró recién fue mejorado por otro brasileño, Douglas de Souza, el 15.2.95 en Sao Paulo con 8.40 m.
Salto en largo – sus actuaciones sobre 8 metros
8.36 1.0 1 Rieti 21.07.1979
8.23 1.8 1 Varsovia Memorial Kusocinski 19.06.1978
8.20 1 Rio de Janeiro Copa Latina 05.09.1975
8.19 a 1 C. De México Panamericanos 13.10.1975
8.19 1 Ostrava 07.06.1978
8.18 1 SJ Puerto Rico Panamericanos 11.07.1979
8.13 1 Sao Paulo 24.05.1975
8.09 1 Sao Paulo 03.06.1979
8.03 1 Sao Paulo Trofeo Brasil 25.05.1980
Salto triple – su récord de 17.89
El 15 de octubre de 1975 en la Ciudad de México, Joao Carlos de Oliveira batió el récord mundial de salto triple con 17.89 m., que tuvo una vigencia de diez años hasta que lo batió el estadounidense Willie Banks.
Aquel día, Joao había mejorado la marca sudamericana de su compatriota Nelson Prudencio (17.27 el 17.10.68 en la misma ciudad). Y los 17.89 recién fueron superados como primado sudamericano por otro brasileño, Jadel Gregorio, con 17.90 m. el 20.5.2007 en Belém.
Posta 4×100 – récords sudamericanos
Durante los Juegos Panamericanos de México (el 18-10.75) la posta brasileña que integraban Ronaldo Lobato, Nelson Rocha dos Santos, João Carlos de Oliveira y Rui da Silva consiguió el récord sudamericano del relevo corto (cronometraje electrónico) tanto en la serie (3s.36) como en la final (39.18).
Salto triple – sus performances sobre 17 metros
17.89 a WR 0.0 1 C. De México Panamericanos 15.10.1975
17.44 1 Bratislava meeting PTS 10.06.1978
17.38 1 Rio de Janeiro 26.08.1978
17.37 -0.4 1 Roma Copa del Mundo 05.09.1981
17.27 1 San Juan PUR Panamericanos 09.07.1979
17.24 1 Sao Paulo 27.05.1979
17.22 1.9 3 Moscú Juegos Olímpicos 25.07.1980
17.05 a 1 La Paz Sudamericano 05.11.1981
17.02 0.0 1 Montreal Copa del Mundo 25.08.1979
Sus mejores marcas indoor
Salto en largo: 7.94 m. el 4-1-80 en Dale City, EE.UU.
Salto triple: 16,73 m. el 5-1-80 en Long Beach, EE.UU.