La actividad de pista y campo en el atletismo de los Juegos Olímpicos de París concluyó este sábado 10 de agosto en el Stade de France, en otra jornada vibrante y pletórica de emociones. Y el cierre definitivo de nuestro deporte será este domingo, muy temprano, con el maratón femenino, donde se aguarda un nuevo duelo entre keniatas y etíopes, y donde participarán las mejores especialistas sudamericanas: las argentinas Borelli y Ocampo, la colombiana Orjuela, las peruanas Tejeda, Rojas y Vldivia, y las ecuatorianas Chacha, Ortiz y Granja.
La única presencia sudamericana en el último día de pista y campo correspondió a la lanzadora colombiana Flor Denis Ruiz, con un meritorio 5° puesto en lanzamiento de jabalina, muy cerca de la zona de medallas. Subcampeona mundial, recordwoman sudamericana y ganadora del Ibero en Cuiabá, Ruiz marcó ahora 63.00 m. en una prueba donde la campeona del mundo, la japonesa Haruka Kitaguchi, ratificó su dominio y venció con 65.80 m. La sudafricana Jo-Anne van Dyk se llevó la medalla deplata con 63.93 m., treinta centímetros más que la checa Nikola Ogrodniková.
La jornada final en la pista permitió la recuperación de dos de los más grandes atletas contemporáneos, el noruego Jakob Ingebrigtsen y la keniata Faith Kipyegon, y también apreciar el fenómeno nivel de los corredores de 800 metros llanos, entre otros, además de ratificar la hegemonía de Estados Unidos en los relevos largos.
Ingebrigtsen había sufrido una dura derrota en los 1.500, donde defendía su corona de Tokio 2021 y donde su arriesgada táctica -un ritmo excesivamente veloz- no le permitió llegar entero a los tramos finales. Pero en los 5.000 no concedió opción, el ritmo fue más cauteloso y atacó en el momento justo para alzarse así con su medalla de oro en 13:13.66. Más allá de todas las cuestiones técnicas y hasta personales -por su tono muchas veces arrogante- lo cierto es que estamos en presencia de uno de los más grandes corredores contemporáneos y el que ha detenido a la “oleada africana” en mediofondo. El keniata Ronald Kwemoi fue subcampeón con 13:15.04 y el estadounidense Gant Fisher, quien ya había sido tercero en los 10.000, sumó otra meritoria medalla con 13:15.13. El ataque del noruego al ingresar a la última vuelta -que cubrió en 53s52- fue irresistible.
También Kipyegon, batida por su compatriota Chebet en los 5.000, ahora volvió a ganar los 1.500 con récord olímpico de 3:51.29. La prueba tuvo un gran nivel y Kipyegon fue escoltada por dos de las corredoras que venían exhibiendo espléndida forma en el actual circuito europeo de verano: la australiana Jéssica Hull (3:53.56) y la británica Georgia Bell (3:52.61).
El excepcional nivel que se advierte en los 800 metros masculinos se confirmó en esta final olímpica. Emmanuel Wanyonyi le devolvió el título a Kenia con 1:41.19 en “infartante” definición con el canadiense Marco Arop, quien quedó a una centésima. El argelino Djamel Sedjati, que venía como el mejor del mundo (1:41.46 en Montecarlo) y en esos mismos niveles, se llevó el bronce en 1:41.50, tal vez al atacar ya tarde, al ingresar en la última curva. Luego llegaron el estadounidense Bryce Hoppel con 1:41.67, el español Mohamed Attaoui con 1:42.08, el local Gabriel Tual con 1:42.14 y Tshepiso Masalela, de Botswana con 1:42.84. El récord mundial logrado por el keniata David Rudisha con 1:40.91 en los Juegos de Londres, hace doce años, todavía resiste. Pero todo indica que será por poco tiempo.
Fue la primera vez que siete hombres corrieron por debajo de 1:43 en un mismo evento de 800 metros planos.
La puertorriqueña Jasmine Camacho-Quinn tuvo una desafortunada salida en los 100 metros con vallas, donde defendía su título de Tokio. Y aunque su calidad le permitió recuperar ritmo, sólo le alcanzó para la medalla de bronce, precedida por la estadounidense Masai Russell con 12.33 y la francesa Cyrena Samba-Mayela con 12.34
En salto en alto volvían a encontrarse los dos amigos que produjeron el histórico desenlace en Tokio: el italiano Gianmarco Tamberi -uno de los atletas más carismáticos y populares del atletismo mundial- y el qatarí Mutaz Essa Brashim, los mismos que habían compartido el título allí. Pero Tamberi venía ahora de una serie de infortunios, primero una serie de lesiones y, hace apenas unos días, problemas renales que le obligaron a internarse. Pese a todo, compitió en París, no pudo más allá de 2.22 para el 11° puesto y para marcharse entre lágrimas. El qatarí siguió adelante, aunque esta vez se quedó con medalla de bronce con 2.34, mientras que el título -luego de desempate- fue para el neocelandés Hamish Kerr (2.36), superando al estadounidense Shelby McEwen.
Se dio una situación parecida a la de Tokio, pero ahora entre Kerr (campeón mundial indoor) y McEwen. Después de fallar los tres sobre 2.38, hablaron brevemente: ¿compartir el título o desempatar?. El neocelandés prefirió seguir en la lucha.
“Hablando con Hamish, estuve con él durante mucho tiempo”, dijo McEwen, quien terminó en el puesto 12 en la final de Tokio. “Somos buenos amigos, buenos oponentes y buenos saltadores cuando saltamos juntos. Dijo que quería enfrentarse y yo estaba totalmente de acuerdo. Nos enfrentamos hasta la última batalla y él salió vencedor, así que saludos, felicitaciones para él. Sé que volveré, más fuerte y en forma, mejor que nunca. Estoy listo para celebrar este momento».
Cerrando su gran cosecha de París, Estados Unidos triunfó en las postas 4×400, tanto en damas como en hombres. Entre las damas lo hizo en 3:15.27 con una formación que incluía a dos campeonas individuales (Sydney McLaughlin-Levrone de los 400 vallas y Gaby Tomas de los 200 llanos) junto a otra vallista como Shamier Little y la única “cuatrocientista pura”, Alexis Holmes. Pero el registro de 3:15.27 estaba alejado de las chances de cualquier otra cuarteta. Países Bajos, contando con la formidable presencia de Femke Bol para el remate, se llevó la medalla de plata en 3:19.50. Y así la “Bambi” de las pistas termina en París con un título -el relevo mixto- una medalla de plata -en el relevo largo femenino- y un bronce, el de su especialidad de 400 vallas donde McLaughlin es, por el momento, imbatible.
En la 4×400 de hombres y pese a no contar con el campeón individual Quincy Hall, Estados Unidos fijó un nuevo récord olímpico de 2:54.43. Fue ajustado ya que una potencia emergente del sprint como Botswana apremió hasta los últimos tramos y terminó en 2:54.53, con el campeón de 200, Letsile Tebogo en ese parcial. Estados Unidos formó con Christoper Bailey, Vince Norwood, Bryce Deadmon y el campeón de 400 vallas, Rai Benjamin.
Estados Unidos fue el amplio líder del atletismo olímpico con su cosecha de 34 medallas, incluidas 14 de oro. Kenia lleva diez medallas, de las cuales cuatro son doradas (las dos de este sábado y en doblete de Chebet en 5000-10000), esperando el maratón. Y el medallero también tiene a Canadá, España y Noruega en lugares importantes.