Una verdadera leyenda del atletismo peruano -y uno de los mejores especialistas sudamericanos de todos los tiempos en la prueba de salto en alto- falleció este miércoles 10 de enero a sus casi 81 años: Roberto Abugattas.
Había nacido el 17 de enero de 1943 en Molliendo.
Roberto Nicolás Abugatttas Aboid participó en la fase clasificatoria del salto en alto de los Juegos Olímpicos de 1964 (Tokio) Y 1968 (México), donde estaban algunos de los más relevantes atletas de la historia como el entonces soviético Valery Brumel y -luego- el estadounidense Dick Fosbury. Este, en México, produjo la gran revolución de la prueba al tomar la varilla de espaldas, un estilo que se extendió por el mundo y es el habitual hasta nuestros días.
En homenaje a Brumel, Roberto le puso de nombre Valery a su propio hijo, que también fue un buen especialista en salto en alto.
Pero la mayor hazaña atlética de Roberto Abugattas fue la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, en 1967.
“Cuando tenía siete años mi familia se trasladó a Arequipa. Yo estudié en el colegio San Francisco y La Salle. Pero a los 13 nos vamos a Lima, porque mi padre inició un negocio textil y producía los buzos para los seleccionados deportivos e instituciones armadas”, recordó en una entrevista con Pasión-Deporte. Y agregó sobre sus comienzos en el atletismo: “Empecé a practicar salto en alto a los 16 años, cuando estaba en el Colegio Militar Leoncio Prado. Allí uno de los profesores me vio condiciones para esa prueba. También jugué un poco de fútbol, me invitaron a entrenar en Sport Boys cuando estaban Cachito Ramírez y Muñante, entre otros, pero ya en la cancha me di cuenta que eso no era lo mío”.
Un hito en la campaña de Roberto sucedió el 5 de agosto de 1962 en el Estadio Nacional de Lima, al superar por primera vez la “barrera” de los 2 metros. Su marca de 2.02 m. en ese momento fue récord sudamericano, superando los 2.01 que venía de establecer el argentino Horacio Martínez del Sel. Lo guiaba técnicamente el profesor Alfredo Montero Dávila.
Martínez del Sel había logrado su récord en el match Argentina-Alemania, en noviembre del 61 en Buenos Aires, mientras que el primer sudamericano en alcanzar la entonces mítica barrera de los 2 metros había sido el brasileño José Telles da Conceicao (bronce olímpico de Helsinki y luego gran velocista), quien lo hizo en 1954 en Sao Paulo.
“Ese día de agosto el saltador empezó pasando la varilla en 1.85m., siempre al primer intento, y después superó el 1.93m. sin mayores dificultades, para finalmente superar en un salto espectacular los 2 metros. El envión emocional y la concentración le permitieron encarar con optimismo los 2.02m., el reto mayor, altura que doblegó también al primer intento, provocando un estallido de aplausos entre el público presente en el primer escenario deportivo del país”, recordó el diario El Comercio recientemente en una nota alusiva al gran show de Roberto Abugattas en el Estadio Nacional. Y completaron:
“¿Por qué no soñar con volar más alto? Y así fue. Abugattás, de común acuerdo con su entrenador Montero, pidió le subieran la varilla a 2.05m, ya que al quebrar los 2:02 se había percatado que lo había logrado sin ni siquiera rozar la barra horizontal. En su primer intento decidió detenerse al perder concentración en el paso. Y en el segundo hizo caer la varilla. Lo meditó y se abstuvo de utilizar su tercera opción, expresando que sería para otra ocasión. Momentos de gran emoción fueron los que se vivieron en el Estadio Nacional a cada salto de Abugattás, quien demostró una perfecta ejecución de su estilo ventral (boca abajo), lo que provocó que al final fuera ovacionado y felicitado cariñosamente. Abugattás, siempre con la sonrisa en los labios, sin dejar de ocultar su exaltación, agradecía todas las manifestaciones de afecto que recompensaban merecidamente el haber obtenido un nuevo galardón para el atletismo nacional. “Este es un triunfo para el atletismo peruano que gustosamente se lo he brindado y que desde hacía tiempo quería ofrecérselo a mi patria”, expresó el campeón peruano”.
Su mejor marca personal fue de 2.10 m., en los Juegos Bolivarianos de 1977, mientras que su hermano Fernando consiguió llevar el récord sudamericano hasta los 2.16 en Albuquerque, Nuevo México, a cuya universidad representaba en las competencias estadounidenses. Después de aquellos citados 2.02, Roberto elevó el récord a 2.06 (21-9-62 en Lima), 2.07 (6-4-63 también en la capital peruana) y 2.08 en 1963, registro igualado por Fernando cinco años más tarde. En los preparativos para los Juegos de México, ambos siguieron superando el récord: 2.09 por Fernando el 18 de agosto del 68 y la misma marca por Roberto, doce días más tarde. Hasta que Fernando consiguió 2.14 en Albuquerque el 12-5-69, cinco milímetros más en Billings (7-6-69) y los mencionados 2.16 de Albuquerque el 30-5-70.
Antes de aquel bronce en los Panamericanos, Abugattas ya había participado en los Juegos de Sao Paulo (1963) donde marcó 1.95 y quedó en el sexto puesto de una competencia dominada por el estadounidense Gene Johnson con 2.11. Una curiosidad allí fue el cuarto puesto de uno de los más grandes atletas de la historia… pero del salto en largo, Ralph Boston, quien también mostró su versatilidad al pasar los 2.04 m.
Y la consagración de Roberto Abugattas en los Juegos de Winnipeg (1967) fue con 2.05 para llevarse la medalla de bronce, escoltando a una dupla de imbatibles estadounidenses: Ed Carruthers (luego subcampeón olímpico en México) y Otis Burrell, con 2.19 y 2.16 respectivamente.
Roberto Abugattas fue un gran protagonista de los campeonatos sudamericanos en las décadas del 60 y 70, y resultaron memorables sus duelos con atletas argentinos como Eleuterio Fassi y Luis Barrionuevo, entre otros.En su aparición en Cali (1963), Roberto conquistó el título con 1.97 m., aventajando por tres centímetros a Fassi. Dos años más tarde, en el estadio Celio do Barros, en Rio de Janeiro y en difíciles condiciones climáticas, el triunfo fue para Fassi con 1.97, el mismo registro que el peruano.
El periodista argentino Jorge Ventura, en la revista A sus marcas, describió aquel gran duelo:
“Había dudas previas, por Abugattas con un dolor en el talón y Fassi engripado. Pero volvió a darse un duelo emocionante (…) Amplio, hermoso, el saltómetro estaba frente al palco oficial y el espectáculo fue estético. Ambos con un estilo depurado, con subida lenta. Pero Fassi ascendía mejor, más seguro en el pique, completando su pasaje con un mejor trabajo de varilla. El 1.91 lo pasó de segundo intento y Abugattas con dificultades en el tercero. A pesar de que había impresionado hasta arrancar aplausos solidarios cuando superó 1.85 y 1.88 con los pantalones de buzo puesto. Tres centímetros más arriba, Fassi rozó pero no volteó. Abugattas tuvo dificultades, pasando en el segundo intento. En 1.97 pareció definirse. Los dos fallaron de primera, pero Fassi pasó de segunda con claridad. Abugattas lo dio todo en la tercera. El listón quedó temblando y las 4 mil personas lo ovacionaron. La opinión técnica es que si alguno podía pasar la barrera de los 2 metros, era Fassi. Casi lo logra. En la última tentativa escaló esa altura, pero ya estaba fatigado. Triunfador, había sido el mejor”.
La pista del Parque Chacabuco, en Buenos Aires, fue el escenario del Sudamericano en octubre de 1967 donde apareció un nuevo valor peruano, Oscar Canqui, para llevarse el título con 1.95, quedando la medalla de plata para Roberto y el bronce para el argentino Roberto Pozzi, también en esa altura. Los otros dos argentinos, José Dalmastro y Fassi (ambos con 1.90) quedaron 4° y 5° respectivamente y en el sexto lugar asomó Fernando, el hermano de Roberto.
Este volvería al podio ante su público en 1971 con 2.05, cuando quedó segundo de Luis Barrionuevo (la misma marca) con bronce para Dalmastro. Y en Santiago (1974), Arbulu recuperó la corona en un gran concurso de 2.06, seguido por Barrionuevo en esa altura y Roberto Abugattas, una vez más en el podio, con 2.03. La despedida de Roberto de estos campeonatos se produjo al año siguiente en Rio de Janeiro, donde quedó sexto, triunfando el local Benedito Francisco.
También en los Juegos Bolivarianos, la actividad de Roberto fue muy productiva ya que se extendió por casi dos décadas, en las que aportó cuatro medallas de oro y otra de plata: se consagró campeón en 1961 con 1.90, retuvo el título con 1.95 en 1965 (Quito) mientras que en 1970, en Maracaibo, quedó segundo con 2.05, escoltando a su hermano Fernando (2.10). Un pleno completo para la escuela peruana del salto en alto ya que allí Luis Arbulu Arcas obtuvo la medalla de bronce. Roberto recuperó el título bolivariano en 1973, en el Estadio Revolución de Panamá donde marcó 2.04 y quedó segundo Arbulu con la misma marca. Y Roberto defendió exitosamente dicho título con sus 2.10 en 1977, en La Paz, antes de su despedida de las competiciones internacionales. En esta prueba volvió a escoltarlo Arbulu, co 2.05.
Había sido uno de los baluartes del atletismo peruano de aquellas décadas del 60 y 70, en la que también brillaban nombres como el del velocista Fernando Acevedo (bronce panamericano en 400 y cuyo récord aún está vigente después de más de medio siglo), Alfredo Deza (campeón sudamericano de los 110 metros vallas y padre del luego campeón mundial junior de salto en alto), las velocistas María Luisa Vilca y Carmela Bolívar y la gran vallista Edith Noeding, reina panamericana de los 100v en México 75, entre otros.
Y aquellas participaciones olímpicas le permitieron tomar contacto con las mencionadas estrellas mundiales, en una época donde -para los atletas sudamericanos- era muy difícil tener acceso a semejante nivel, por las enormes diferencias técnicas y económicas. En Tokio, Abugattas ocupó el 26° lugar entre todos los participantes de salto en alto con 1.95 m. y la final fue uno de los concursos más emotivos del historial de la prueba, triunfando Brumel con 2.18, delante de su archirrival John Thomas, con la misma marca. Cuatro años más tarde, en los Juegos de México, Abugattas pasó los 2.00m y fue 35° entre todos los participantes, mientras Fosbury triunfó en ls final con 2.24, dos centímetros más que su compatriota Carruthers. En esos mismos Juegos, Fernando -el hermano de Roberto y que ya ostentaba la plusmarca sudamericana- quedó 29° con 2.03m.
Roberto Abugattas siguió muy ligado al atletismo en las competencias de veteranos, alcanzando allí un título mundial de su categoría en 2011 en Sacramento, California: a sus 68 años había pasado la varilla a 1.58m.
Ese año, el Congreso de Perú le otorgó la Medalla de Honor en el Grado de Gran Cruz por sus méritos deportivos. La Confederación Sudamericana de Atletismo (hoy “Atletismo Sudamericano”) lo nombró Caballero del Deporte y gran Atleta.En la inauguración de los Juegos Panamericanos de Lima, en 2019, fue una de las glorias de deporte peruano que llevó la bandera de Panam Sports. Poco después, tuvo una gran exposición mediática al protagonizar un emotivo comercial de televisión junto a su bisnieta durante los duros momentos por la pandemia del covid 19.
“Hola Pacho”, le decía su bisnieta en el comienzo del anuncio, y Roberto respondía: “Hola, Teluski, qué hacés con esa cara”. Se habían presentado al casting para dicho anuncio y los eligieron.
Fue economista y profesor de educación física, alcalde del distrito de La Molina y también predicador cristiano. Y amante de la música, tanto que formó el grupo musical The Kit Kat’s en su época del colegio militar. Pero, sobre todo, un atleta ya legendario.