Doce años atrás, en Sherbrooke y durante el Mundial de Menores, el atletismo sudamericano se proyectaba con tres campeones: el uruguayo Andrés Silva en octathlon, el brasileño Julio César Miranda de Oliveira en jabalina y el argentino Germán Chiaraviglio en garrocha. Luego, en juveniles, los tres fueron protagonistas. Pero la transición hacia mayores se hizo complicada. Ya el año pasado, Silva exhibió una clase suprema en los 400 vallas -su definitiva especialidad- en el Iberoamericano. Para Julio César y Germán (en este caso por operaciones y lesiones), les fue muy difícil.
Pero este viernes 12 de junio, mientras se desarrolla la jornada inaugural del Campeonato Sudamericano en Lima, tanto Julio César como Germán han recuperado su felicidad en el atletismo. Después de un extenso y duro trajín.
Julio César Miranda de Oliveira produjo el mejor lanzamiento de su vida con 81,22 metros para llevarse la medalla dorada en jabalina, seguido por otra figura de tiempos menores y juveniles más recientes, el argentino Braian Toledo. Para el brasileño, esta marca representa el nuevo récord de su país -tenía 80.05 desde hacía seis años- y también el récord de Campeonato, además de elevarlo al cuarto sitio del ránking sudamericano permanente.
Y Chiaraviglio concretó su mejor performance en casi una década, al pasar la varilla a 5,70 metros, llevándose el título del salto con garrocha. Recupera así una corona que había ostentado en 2006 (5.40 en Tunja, cuando aún militaba en juveniles) y se coloca cerca de los niveles mundiales con los que tanto soñó. Su récord nacional es de 5.71 -cuando obtuvo el Mundial Junior de Beijing 2006- y también tenía otros dos saltos sobre 5.70 en esa misma temporada, al ganar el Ibero de Ponce y al quedar tercero en la Copa del Mundo de Atenas.
Después de padecer lesiones en el pie que tanto afectaron su campaña, y parecieron marginarlo, Germán ha vuelto con todo este año, como ya lo insinuaban sus recientes 5.65 y su tercer lugar en la Diamond League de Doha.
Un retorno muy merecido, y celebrado.